FIRMEZA EN NUESTRAS POSICIONES

El señor Rajoy, presidente del gobierno de nuestro país, es un ejemplo de firmeza. De las primeras cosas que dijo, creo recordar que antes de jurar o prometer el cargo fue la frase «a mí nadie me dice lo que tengo que hacer»; no se sabe si fue por esto o porque se le dijo que lo hiciera, dio un giro de 180º a su programa electoral; por supuesto, no preguntó a los que le habían votado para hacer una cosa determinada si estaban de acuerdo con que hiciera justo lo contrario. Posteriormente, cada vez que anunciaban una medida, llamémosla de austeridad, por no decir de opresión, decían aquello de que era la última y ya no sería preciso más; pero llegaba Europa (o Alemania, que para el caso es lo mismo) y decía que había que apretar más las tuercas a la ciudadanía, y por supuesto se hacía. Y cada vez que se veía que no se podía cumplir con el déficit impuesto o con la exigencia de turno, se corría a Europa (o Alemania, que para el caso es lo mismo) a pedir permiso. O se quería hacer alguna medida de estímulo de la economía, aunque no costara dinero, y por supuesto se corría a Europa (a Alemania, que para el caso es lo mismo) a pedir permiso. Eso sí, al ser tan sumisos, hemos tenido un poco más de manga ancha que otros países, como Grecia. Muchas veces me he preguntado por qué no se ha pedido el rescate; si al fin y al cabo las decisiones sobre nuestra política y nuestra economía se van a tomar igual en Europa (o Alemania, que para el caso es lo mismo), al menos tendríamos el dinero. Lo último ha sido  de circo, aunque los medios (la voz de su amo, no lo olvidemos), ni lo han mencionado; y es que llevamos todo el año escuchando la cantinela de que ya no habría más reformas, que todo lo que se tenía que hacer ya se había hecho y que ahora sólo había que sentarse a contemplar el paisaje mientras las medidas tomadas obraban el milagro. Pero este mes de abril llegan los emisarios de Europa (o Alemania, que para el caso es lo mismo) y nos dicen que no basta, que hay que tomar más medidas, que hay que terminar de aplastar a la clase media, que todavía se ven a algunos que pueden respirar e incluso comer; y sale nuestro «querido» presidente y nos dice que no harán nada especial porque ya estaba previsto un nuevo paquete de reformas para fin de mes.

Casualmente lo dice después de que se lo pidan «amablemente», casualmente se han de tomar nuevas medidas donde ya no hacían falta más, casualmente nos hemos vuelto a bajar los pantalones, casualmente nos han vuelto a decir lo que tenemos que hacer, casualmente cada vez queda más claro que nos gobiernan desde Europa (o Alemania, que para el caso es lo mismo).

Lo dicho, firmeza en nuestras posiciones, ni un paso atrás.

«Sólo hay una regla para todos los políticos del mundo: no digas en el poder lo que decías en la oposición» (John Galsworthy).

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