LA CAMPAÑA ELECTORAL

Los políticos, sobre todo los de viejo cuño, están preocupados. La soberanía, es decir nosotros, cada vez estamos más lejos de ellos y menos dispuestos a tolerar sus abusos y su prepotencia, el creerse que están por encima de los demás y que tienen por lo tanto más derechos. Si no han desaparecido sin más es porque una parte de nosotros, legítimamente, tenemos miedo o vértigo a lo que vendrá. El problema es que la nueva manera de entender la política y su relación con la ciudadanía con los nuevos partidos no termina de cuajar porque es una mezcla de radicalismos obsoletos y fracasados y vieja política disfrazada de novedad.

Sin embargo, a pesar de todo esto, lejos de ver una campaña animada, entretenida, con múltiples propuestas, ilusionante, estamos observando en esta campaña electoral por las municipales una mediocridad y unos aires de suficiencia francamente preocupantes. Sólo se dicen obviedades y lugares comunes, ambigüedades que no se concretan y que podría decir cualquier candidato, sea del color que sea. No me dicen qué van a hacer, por qué su propuesta es mejor que la de los demás, cómo mejorarán mi vida. Sólo espero que esta vez la primera medida que adopten no sea doblarse a sí mismos el sueldo como ocurrió hace 4 años en plena crisis con recortes y bajadas generalizadas de sueldo. Eso sí, hacer sandeces para la foto, como bailar, cantar, pasear en bicicleta y similares, todas las que quieras. Pero por favor, que lo que yo necesito es saber qué me proponen. O quizá es que en realidad no tienen nada que proponer.

Eso sí, el premio a la campaña más inadecuada, competición muy reñida, se la lleva el candidato del PSC a la alcaldía de Barcelona; no me pidan más datos, no sé quién es, no sé qué propone, no sé en qué se diferencia del resto. En la cuña de radio, la única que he tenido la desgracia de soportar, dice en catalán una expresión que se traduce como «no jodamos». Sí señor, aquí llega la renovación de la política y la adaptación a los tiempos modernos.

«De golpe se acercan unas elecciones y no sabes a quién votar. Sé lo que no quiero votar, pero lo que quiero votar no lo veo. Eso produce una impotencia enorme y los políticos deberían darse por aludidos» (Pedro Almodóvar).

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