ESPAÑOLIZAR CATALUÑA

De nuevo este gobierno se ha cubierto de gloria. Es cierto que el señor Mas en su momento dijo que habían catalanizado la educación, pero españolizar Cataluña, que no su educación, tiene un tufillo preocupante. Luego se sorprenderán de que cada vez haya más gente por la independencia. Pero ojo, que el fascismo que desprende la expresión no es una excepción. Recordemos, en general, a la ya retirada Aguirre. O al ministro de asuntos exteriores, que cuando se ha cansado de contar anécdotas ¿divertidas? del general Franco (sic), se dedica a opinar sobre el uso de la bandera catalana en el Camp Nou, como si fuera un asunto de su competencia. O el ministro de justicia, con su modo de ver la defensa de la mujer o llamando a una manifestación «ataque a la democracia». O el señor Montoro, tan amante de reírse del sufrimiento de la gente, acompañado de la hija  del cacique de Castellón, dando su opinión sobre los parados («que se jodan», aunque luego se inventara otra explicación). O el presidente del Congreso felicitándose por cómo había acabado la manifestación para rodear el Congreso (ya saben, la policía apaleando a diestro, de modo desproporcionado e incluso injustificado. O la delegada del gobierno en Madrid, llamando a dicha manifestación nada menos que golpe de estado encubierto y pidiendo limitar el derecho de manifestación (derecho fundamental, no lo olvidemos). Todo esto sin que la oposición o los periodistas levanten la voz, cosa que cada día me sorprende menos. Y lo peor de todo, con nuestra connivencia.

«Los fascistas del futuro, se llamarán a sí mismos antifascistas» (Winston Churchill).

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